Se cumplen 127 años del nacimiento del Divino Maestro ALFREDO D’ANGELO.
Hace más de un siglo que el Divino Maestro comenzó a dar Sus Enseñanzas en la biblioteca de Avellaneda, siendo uno de los primeros en hablar de Yoga en Argentina, en una época en la que hablar de Dios, fuera de los cánones de la religión oficial, era un sacrilegio; hablar de estas Enseñanzas que nacieron con la Humanidad, era algo exótico, de mentes enfermizas; hablar de reencarnación, era herejía; hablar de las capacidades de nuestra mente, del poder e influencia del pensamiento, de los grados de percepción que podemos alcanzar, era brujería, magia negra. Contra todas las adversidades, y a pesar de ser comprendido por muy pocos, el Maestro continuó revelando sus Sagradas Enseñanzas. Siempre de acuerdo al grado de comprensión del discípulo, y sin aceptar jamás pago alguno, porque estas Enseñanzas son Patrimonio de la Humanidad, y el único precio que tienen es el esfuerzo individual para realizarlas.
En un ambiente hostil para cualquier grado de espiritualidad, en el lugar más oscuro del mundo, allí El Divino Maestro emprendió su trabajo espiritual para que “a través de la comprensión y realización de la oculta sabiduría”, que es la meta de todo peregrino, “el Niño Divino, la Mente Espiritual” despierte en todos los corazones.
El 5 de octubre marca para nosotros el inicio de un nuevo año espiritual. En forma individual, vamos cerrando el balance comenzado el 11 de agosto, sobre nuestro grado de realización de las Enseñanzas recibidas; anhelando
“la Yoga Suprema que ahora se Exige Realizar!,
y sabiendo
“que el plano físico ha sido y sigue siendo lugar de Iniciación, y que ya debió haber nacido la Sexta Raza, la de Mente Espiritual.«
«El Curso de la Creación es inexorable. ¡El Único plano de sustentación para la humanidad es Mente Espiritual!”
Pero no estamos solos, vivimos en sociedad, formamos parte de este mundo, somos una célula más del Cuerpo Universal, y todo lo que ocurre nos afecta. Nos rodean la angustia, el pesimismo, la incertidumbre y el desconcierto. Abundan los ataques de pánico, de ansiedad, y otros trastornos, que hacen que psicólogos y psiquiatras se vean desbordados por la gran cantidad de casos que deben atender.
Entonces surgen las preguntas… ¿Qué es la vida? ¿Realmente se trata de esforzarnos en desoír ese desamparo que sentimos, multiplicando deseos, emociones y sensaciones? ¿Buscamos la felicidad o buscamos paz? ¿Son sinónimos? ¿Cómo adquirir Paz verdadera?
Nos aturdimos en la cotidianidad persiguiendo una felicidad efímera, pero ese vacío existencial sigue resonando en nuestro interior. Pareciera más simple intentar evadir esa desolación que enfrentarla, asimilarla y buscar su origen… ¿qué es lo que está faltando que no alcanza con el bienestar material, el renombre, el prestigio o la fama? La satisfacción de placeres inmediatos no nos brinda verdadera paz… Algo falta…
¿Tiene la mente humana capacidad para darnos estas respuestas? ¿Cuáles son los límites de la mente? ¿Siempre tenemos que vivir en la dualidad? ¿Se puede alcanzar la Unidad, y comprender que todo tiene un sentido, una razón de ser, y que somos parte de esa Unidad?
Los antiguos Filósofos, Los Sabios, Los Maestros, Los Avatares (Encarnaciones Divinas) siempre nos han marcado un camino, un Sendero de Perfección que brinda Paz a quienes lo transitan, encaminándose hacia
“¡Aquel! ¡Que no tiene nombre porque todos le pertenecen!”
La humanidad ha ido progresando en estado de conciencia, desde un estado completamente salvaje hasta nuestra intelectualidad. Cada Maestro ha dado la Enseñanza de acuerdo con el estado de la humanidad de su época, sentando los cimientos de un nuevo estado de conciencia, y la humanidad, como un árbol, tuvo que perder las hojas viejas para dar lugar a nuevos brotes llenos de vigor para fructificar en las generaciones venideras.
El camino continúa, y hay que avanzar un grado más. La mente abarca planos de conciencia mucho más amplios que los que conocemos. Ya hemos pasado por una etapa instintiva (aunque todavía hay muchos rezagados) y en ese avance el intelecto ha ido dominando. Hoy hemos endiosado al intelecto o mente concreta que rechaza todo aquello que no pueda demostrar o percibir con los sentidos físicos.
“Los Maestros vienen para restablecer en la humanidad la Armonía Divina.”
Y dentro de esa Armonía ya tiene que ejercer su dominio la mente abstracta o espiritual.
“Como hace mil años ha habido una evolución un avance hacia el plano Superior, hoy, la que manda en la vida ordinaria es la mente Concreta. Pues bien, que la mente Concreta se convierta a su vez en Mente Espiritual, en Espíritu, y Sabrá todos Sus Secretos.”
Una cosa es cierta; hoy, el estado de conciencia predominante es el de la vanagloriosa mente concreta, que posee más preguntas que respuestas. Con esto, es inevitable que su implacable sed de respuestas se torne imposible de saciar cuando llegan preguntas que escapan a su dominio. Preguntas que todos, en alguna medida, nos hemos hecho alguna vez:
¿Qué es la vida? ¿qué es la Verdad? ¿Qué es lo Real, y qué es lo ilusorio? ¿Qué significado tienen Infinito, Eternidad? ¿podemos alcanzar esos conceptos? ¿Qué representa El Absoluto? ¿Qué es la Justicia? ¿Qué es lo justo? ¿Qué es el Karma? que tantas voces mencionan con insensata liviandad… ¿Y el Dharma?
Y tantas otras más… Preguntas que sólo tendrán respuesta a través de profundas meditaciones, que nos permitirán reconocer:
“(…) que por encima de la mente concreta – la que está preguntando, inquiriendo siempre, para hacer lo que se le da la gana, sintiéndose insatisfecha – se halla la Mente Abstracta o Espiritual, su enlace con el Espíritu, cuyo Conocimiento e Identificación debe procurarse para conocer la Verdad.”
Mas no debemos olvidar lo que representa el Trabajo de los Maestros:
“Si con Revelar el Divino Maestro consiguiera infundir la Verdad al Discípulo, el Trabajo sería fácil, lo cual no ocurre cuando no existe Realización de parte de aquellos que quieren conquistar, como gigantes, El Absoluto; con esfuerzo de enanos, es decir, sin la tremenda Voluntad, excepcional, Espíritu de lucha y sacrificio, que la conquista de la Preciosa Joya de la Sabiduría merece.”
La mente concreta debe someterse a la mente Espiritual, y es bien sabido que todo cambio genera dolor. Ese dolor tiene su raíz en nuestros apegos, en aquello que nos cuesta soltar, en lo que nos resistimos a ceder o cambiar. Pero ese dolor no es en vano; tiene un sentido más amplio del que muchos imaginamos.
“El dolor es el jabón del alma pues la limpia y la purifica parar los fines espirituales, haciéndola apta para que se reconozca en su verdadera dimensión y Poderes. Es necesario borrar de su cielo las negras nubes de la baja personalidad que oculta… “El Resplandeciente Sol del Espíritu”.
Abre las Puertas del Entendimiento para ¡El Gran Encuentro que alguna vez ha de producirse con el Maestro de Vida!
Bendito Dolor que transforma la escoria en Luz, la tempestad en calma y la Sabiduría en la Paz de Krishna, el Dulcísimo Avatar de Vishnú.”
“Así como la fiebre purifica el cuerpo físico, el dolor del alma la purifica para que la Luz del Espíritu sea con ella, la Ilumine y ¡la Salve!”
“De ahí la gran necesidad del Silencio, y la panacea que significa para la fatiga de la mente concreta la Meditación y Contemplación de la Gran Causa Creadora, pues así como el sonido se pierde en la amplitud del espacio, las penas y sinsabores del mundo pierden su poder de herirnos, cuando somos capaces de evadirnos aunque sea un momento, de la estrecha caja de resonancia, que es el yo personal, al Yo Inmortal, que es la Substancia íntima e imperecedera de toda criatura por desventurada y desamparada que se considere en cualquiera de sus mentes, ya sea instintiva o concreta.”
“La vida es Vida cuando el paisaje está animado por la Presencia de Dios!!
Saber esperar, y confiar siempre en Realizar lo que se espera, confiere Jerarquía al Alma.
En esta hora de prueba y Realización para la humanidad. ORAD!!! Y nada temáis.
Porque Dios Es Amor!! Verdad!! Justicia y Paz!!”
Conceptos extraídos de los Mensajes del Divino Maestro ALFREDO D’ÁNGELO
Deja un comentario