En verdad, el conocimiento del Yoga no es para el que come mucho ni para el que ayuna en demasía, ni tampoco para el que duerme o vela con exceso.
El conocimiento del Yoga mata toda pena, y es asequible para quien come y se recrea con sobriedad; a quien cumple sus acciones con templanza; a quien duerme sin exceso y vela con prudencia; a quien huyendo del mal, del exceso en la acción, no se precipita en su gemelo mal, de la ociosidad y el exceso de represión.
Cuando el pensamiento del hombre se fija en su verdadero Ser y está libre de concupiscencia, logra la interna armonía que reporta paz y satisfacción.
Entonces hay quietud en su mente y se deleita en la contemplación de su verdadero Ser, contento de morar en su pacífica presencia.
Bhagavad Guita – Krishna (el Supremo Señor)
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