“Es caminar, con cielo despejado, por un camino muy hondo que resbala, dulcemente, empujado por Su Luz, hacia un Espiritual Sol que brilla para cada uno de nosotros, tan lejos y tan cerca…”
Este “Celestial Peregrinaje” tiene como meta de llegada “una Montaña tan Alta, que muchos renuncian al esfuerzo que significa escalarla, y hacen alto en la llanura, y en ella transcurren sus encarnaciones, y por momentos se sienten felices, no del todo, porque está la Montaña… y hay que escalarla”. Su presencia genera inquietud y angustia en las almas sensibles, las impulsa a escalar, y “Escalar significa fortaleza y voluntad, la alegría del Triunfo; y en función espiritual, la afirmación del Yo Superior”.
“Yo Soy la Montaña y tú eres el Caminante; mientras avanzas mirarás muchas veces hacia abajo, pero cuando llegues a la Cumbre sólo alzarás los ojos al Cielo”.
“A través de la comprensión y realización de la oculta sabiduría”, que es la meta de todo peregrino, “se alcanza la Yoga Suprema”. Llegar a la meta y “encontrar la nube más azul de la Montaña más alta”.
“Benditos aquellos que no temen las asperezas del Sendero ni les espanta la Altura de Su Soledad!” ya que nacerá en ellos “el Niño Divino, la Mente Espiritual”.
“No hay noche en el cielo teúrgico, siempre es Luz”… Avanza, avanza! y podrás decir: “Entré en el Silencio. Ya no distingo esto o aquello. Todo Es y Yo Soy.”
“Que el caminante vaya a la Montaña y encontrará siempre la Luz que ilumina el Sendero que conduce a la Cúspide. Es el viajero quien va a la Montaña, quién comprenda esto se inicia en la Vida Contemplativa.”
“Ya verás que el Sendero da paz y alegría, es siempre fiel a lo que promete.”
Divino Maestro ALFREDO D’ANGELO
Reblogueó esto en Fundación para la difusión del Yoga.
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